Tatanga Mani, Búfalo Caminante








¿Sabes que los árboles hablan?


Sí, hablan. Hablan los unos con los otros, y hablan contigo si les escuchas. Pero los hombres blancos no escuchan. Nunca han considerado necesario escucharnos a nosotros, los indios, y temo que tampoco escucharán las otras voces de la naturaleza. Yo mismo he descubierto mucho de los árboles; a veces algo sobre el clima, a veces sobre los animales, a veces sobre el Gran Espíritu.







Ah, sí, fui a las escuelas del hombre blanco. Aprendí a leer en libros escolares, en periódicos y en la Biblia. Pero con el tiempo descubrí que aquello no era suficiente. Las personas civilizadas dependen demasiado de las páginas impresas por el hombre. Yo recurro al libro del Gran Espíritu que es el conjunto de la creación. Si estudias la naturaleza, leerás buena parte de ese libro. Mira, si tomas todos tus libros, los tiendes al sol y dejas que por un tiempo sufran el acoso de la nieve, de la lluvia y de los insectos, nada quedará. Pero el Gran Espíritu nos ha proporcionado a todos una oportunidad de estudiar en la universidad de la naturaleza los bosques, los ríos, las montañas y los animales, entre los cuales nos contamos.







Las colinas son siempre más bellas que los edificios de piedra, lo sabes. La vida en una ciudad es una existencia artificial.


Son muchísimos los que apenas hollan con sus pies la auténtica tierra, no ven crecer más plantas que las de las macetas o no se alejan lo suficiente de las luces de las calles para contemplar el encanto de un cielo nocturno recamado de estrellas. Cuando las gentes viven lejos del escenario de las obras del Gran Espíritu, les resulta fácil olvidar leyes.




Tatanga Mani, Búfalo Caminante, 1871-1967, Stoney